
NUESTRA
HISTORIA
La pasión
por el blanco.
Es un secreto a voces que a Mau—es decir, a mí— me apasiona trabajar con uva blanca. Sin embargo, al ser mexicano, siempre viví con cierta frustración: quería producir vino blanco, pero sabía que el mercado nacional difícilmente lo iba a premiar.
Aun así, hice mi carrera como enólogo sin soltar ese sueño. Fundé Juguette en Australia, y luego desarrollé varias marcas más tanto allá como en México. Pero, a pesar de todo, en ninguno de los proyectos mexicanos habíamos producido un solo vino blanco. Y eso, honestamente, siempre me pesó.


Valle de
Ojos Negros
Un acto de fe en Ojos Negros
No estamos en el Valle de Ojos Negros, Baja California por casualidad. Si uno analiza los climas del mundo, el “homoclima” más parecido a Ojos Negros es el Clare Valley, en el sur de Australia. Inspirado en eso, plantamos tres variedades ideales para este terruño: Chenin Blanc, Chardonnay y, por supuesto, Riesling.
Desde que se plantó el viñedo, la intención fue clara: producir grandes vinos blancos. Ese sueño se hace realidad hoy con esta marca: Osadía.
¿Por qué Osadía?
Porque hacer una marca exclusivamente de blancos de alta gama en México es, francamente, un acto osado. Ir contra las reglas no escritas del mercado, desafiar lo establecido, apostar por lo que uno cree aunque no sea popular… eso es osadía.
Pero también hay una historia personal detrás del nombre. Cuando llegué a Baja California en 2014, tenía 25 años. Tras estudiar en Australia, había concluido que Ojos Negros era la mejor región para plantar viñedo en México. Pero en el Valle de Guadalupe me encontré con resistencia. Un enólogo local me dio un consejo que nunca olvidé:
“Como decía mi abuela: no andes abriendo brecha, mejor ve por donde ya pasaron las vacas. Las vacas son sabias.”
Yo no pude seguir ese consejo. Elegí abrir mi propia brecha. Y lo hice con el apoyo de mi familia, que creyó en mi visión desde el día uno. OSADÍA es también un homenaje a ellos: a mi papá, mi mamá, mi hermana y mi hermano. Gracias a ellos, este proyecto dejó de ser solo mío para convertirse en un acto colectivo de fe, pasión y carácter.
“Apostar por lo que uno cree aunque no sea popular… eso es osadía.”
— Mauricio Ruiz Cantú
